Tema 6. Práctica. Hacer
una reflexión crítica acerca de las posiciones respecto a la cultura visual
expuestas en el libro “Espigador@s de la cultura visual” de Fernando Hernández.
Hernández destaca
que uno de los factores más importantes a la hora de llevar a la práctica la
cultura visual dentro de las aulas son las posiciones de los maestros. La forma
en que los maestros consideran la cultura visual y las posibilidades que les
encuentra a las artes visuales influye directamente en el aprendizaje y consumo
que los alumnos realizan de éstos mismos medios.
Destaca cuatro
posiciones, las cuales han sido adaptadas de las posiciones de los maestros
frente a la cultura popular:
1. La perspectiva
proselitista.
Los maestros que se
encuentran en esta posición son aquellos que consideran que la cultura visual
influye de manera negativa a los jóvenes y niños y, por este motivo, no la
trabaja dentro del aula. Es más, intenta crear en los estudiantes un estado de
“guardia” y “rechazo” constante ante los medios visuales.
Según esta
perspectiva los estudiantes son seres pasivos y vulnerables, por lo que es muy
fácil que adopten las posturas de violencia, sexualidad, consumismo, etc. que
aparecen en los medios visuales.
Desde mi punto de
vista, estos educadores sólo se quedan con sus aspectos negativos y no son
capaces de mirar más allá y de ver todas las oportunidades educativas que
ofrece la cultura visual. Considero que esta posición la toman principalmente
los maestros y educadores de más edad, los cuales son reacios a los cambios que
se producen en la sociedad actual. Recuerdo, especialmente a un profesor que
achacaba todos los problemas de fracaso y ausentismo escolar a la serie de
televisión “Física o química”. Este maestro soltaba la muletilla “no hay que
ver tanta televisión” cuando algún compañero suspendía o dejaba de venir a
clase, sin dar la oportunidad a los alumnos de dar su opinión.
2. Perspectiva
analítica.
Los educadores que
se encuentran en esta posición son aquellos que asumen que la cultura visual
forma parte de nuestras vidas y, por lo tanto, los estudiantes la consumen. Es
por este motivo que sí la trabajan en el aula, pero con el único fin de
analizar y desmenuzar cada elemento visual que se consume. Es decir, también
consideran a los estudiantes como seres pasivos que necesitan a un guía o
maestro que les enseñe a ser el “el espectador ideal” que nunca es engañado.
Hernández afirma que
éste es el tipo de educadores son los que se encuentran principalmente en las
escuelas. Desde mi propia experiencia he podido comprobar que este rol se asume
en los institutos para trabajar la publicidad. Algunas clases eran destinadas a
analizar cada uno de los elementos que aparecían en nuestros anuncios favoritos
incluso recuerdo que, algunas de éstas clases, eran exclusivas para chicas, ya
que nos mostraban cómo se hacía un reportaje fotográfico y los anuncios de
belleza, con el único objetivo de convencernos de que los cánones de belleza
femeninos de la publicidad eran ficticios y no debíamos caer en la anorexia o
la bulimia.
3. La perspectiva de
la satisfacción.
Los docentes
utilizan los medios visuales para llamar la atención de los estudiantes. Sin
embargo, no los trabajan ni analizan en el aula, únicamente los utilizan para
que los alumnos los disfruten.
Desde mi punto de
vista, esta perspectiva puede resumirse en tres palabras: “consumir por
consumir”. Por ejemplo, los maestros quieren trabajar contenidos aburridos y
pocos motivadores para sus alumnos así que decide que sus personajes favoritos
(como Pocoyo), aparezcan en todos y cada uno de los ejercicios, pues les
resultarán más divertidos.
Creo que los
maestros que se encuentran en esta posición utilizan la cultura visual como
telón de fondo pues los alumnos no aprenden nada de ella, sólo la disfrutan.
4. La perspectiva
autorreflexiva.
Pretende que los
alumnos analicen y disfruten la cultura visual, intentando siempre crear el
debate entre los alumnos. Es decir, pretenden que los estudiantes, mediante el
debate y la crítica de los medios visuales sean capaces de ver otros puntos de
vista que, en un principio, no habían sido capaces de ver.
Los maestros que se
encuentran en esta posición, asumen que la cultura visual forma parte de la
sociedad actual, es por este motivo que la trabajan en el aula y aprovechan
todas sus oportunidades educativas. No sólo la disfrutan y la analizan, sino
que pretenden que los alumnos sean capaces de crear nuevas formas de
comprensión.
Me llama
especialmente la atención el llamamiento que hace Hernández a los maestros,
pues los advierte de que los alumnos no siempre van a tener la misma posición
que el maestro, por lo que no hay que forzar a los estudiantes, sino dejar que
el debate surja.
Por último, me
gustaría destacar la compresión crítica a través de la parodia y la imitación a
la que hace referencia Hernández. Creo que es un medio muy útil para hacer que
los estudiantes comprueben en su propia piel otras posiciones de un mismo medio
visual. No es lo mismo un debate en el que cada persona da su opinión,
reflexión y posición (que en algunas ocasiones puede darte un poco igual y no
escuchar todas las opiniones), que hacer un video o foto del tema que se ha
debatido previamente, puesto que los alumnos van a tenerse que meter en la piel
de sus compañeros y manifestar una posición diferente a la propia.
Esta última
cuestión me ha permitido ser consciente
del valor que tienen muchas de las prácticas realizadas en esta misma
asignatura de “Cultura y pedagogía visual”. Ahora comprendo el sentido de
analizar un anuncio conocido para su posterior parodia o imitación. Y de la
misma manera, la importancia de reflejar en el aula nuestra cultura visual a
partir de fotografías. Todas estas prácticas nos han hecho conscientes de nuestra
cultura visual, de lo que transmitimos a nuestros compañeros, de nuestras
posiciones frente a una película o anuncio, pero, sobre todo, de los múltiples
significados que podemos extraer de un mismo medio visual.